"Málaga posee una sensación de melancolía porque está constantemente reconstruyéndose sobre sus cenizas mientras le quita terreno a la naturaleza y al sentido común". El periodista Héctor Márquez (París, 1963) ha recopilado sus mejores artículos publicados en los años noventa en el diario Sur y en EL PAÍS en Rutas y atajos (Monosabio Narrativa), donde su pluma afilada pone en práctica un seductor "antiperiodismo".
Bucea Márquez por las esquinas poéticas y los ángulos más esquivos de una ciudad que a menudo se hace arisca y melancólica, a pesar de su gente de carácter festivo e intensa luz. Los artículos periodísticos incluidos en Rutas y atajos son una selección publicada en el diario Sur entre 1994 y 1995, a los que suma otros publicados en EL PAÍS entre 1997 y 1998. Todos ellos con Málaga como origen y destino, en torno a una ciudad que el autor taladra con una pluma incisiva, corrosiva, voraz, pero también pausada y detallista.
"No digo mi Málaga porque la pobre ya tiene demasiados dueños, y eso de mi Málaga me suena a copla de tercera y a juegos florales ranciocostumbristas", escribe cáustico.
Cuenta Márquez que este libro ha estimulado "su duda sobre ser escritor", porque a pesar de haber estado siempre en la esfera de la creación, durante las últimas décadas sólo escribió bajo la urgencia de los periódicos y la demanda de sus directores. "Después de ser un poeta precoz, acabé en Diario 16 por casualidad y me lo tomé como una oportunidad única para hacer información, pero también opinión bajo seudónimo", recuerda.
Poesía y actualidad
"Eran años en los que salía a sus calles para estar con ella; para descubrirle matices desconocidos; para reinventármela e imaginármela mientras la pisaba; para enamorarme de sus carencias y secretos; para reírme de su humor soterrado...". Pero Márquez también acudía raudo como un amante dolido, para escuchar el acento de la calle, y para dejarse llevar por la imposible nostalgia futura.
Sus líneas sin forma de verso rezuman poesía y actualidad, rock y gastronomía popular, políticos y esquizofrénicos a partes iguales. En sus textos, Márquez no esconde su querencia por el habla de la calle, que traslada al papel tal y como lo haría alguien que saldría de la RAE multado: "no va a queré tú meá a oscura, vete ar bá de ar lao o aguántate una mijita", escribe en Línea Chunga.
Más que leerse, los artículos de Márquez se beben, porque la mayoría no han perdido la urgencia del diario y a la vez mantienen un poso de fotografía o retrato, dependiendo del matiz de sus protagonistas. "Márquez no se conformaba con enseñarnos lo que otros ven a diario, sino que nos acompañó por los subterráneos en los que late la ciudad mítica", escribe José Antonio Garriga Vela sobre estos artículos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de mayo de 2006