En las próximas elecciones, cuando algún partido me prometa que va a bajar los impuestos, me acordaré de la inseguridad ciudadana y no le votaré. El Estado debe garantizar -entre otras cosas- la educación, la salud y la seguridad de los ciudadanos. Si se siguen bajando los impuestos, seguiremos sufriendo las deficiencias de la educación pública, la sanidad pública y la seguridad ciudadana. Señores políticos, menos demagogia y mejor gestión. Y si hay que recaudar más dinero para que haya más profesores en más colegios, más personal sanitario en más hospitales y más policía, pues los impuestos deberán subir, obviamente.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 26 de mayo de 2006