Dado por muerto, el Real Madrid resucitó en el Palau y devolvió el color a un clásico que parecía zanjado. Después de dos primeros partidos nefastos en los que fue vapuleado por el Winterthur Barcelona y de su desalentador inicio en el tercero, la suerte parecía echada. Sin embargo, el Madrid, pese a las bajas de un posible quinteto titular -Rakocevic, Gelabale, Tomas, Hervelle y Hamilton-, se superó hasta lograr casi un imposible: ganar en el Palau en unas circunstancias que difícilmente podían serle más adversas.
Su éxito se basó en una mayúscula demostración anímica y en una trabajada labor táctica que propició la peor versión del Barcelona. Con sus cambios de defensa, entre la zona y la individual, encasquilló el ataque del Barcelona. La aportación de un jugador casi inédito, el gigante bosnio Sinanovic, resultó capital, casi tanto como la consistencia que le dieron Bullock y Reyes, que estuvieron a las duras y a las maduras en un partido muy sincopado. Tan pronto se erigía el Barça en claro dominador como el Madrid le daba la vuelta al calcetín. El marcador era una montaña rusa: de un 16-6 a un 16-17, de un 24-27 a un 33-27, de un 41-33 a un 41-47. Y sobre todo, en el último cuarto, el Barça, tras otra galopada de 12-0, se puso siete puntos por delante: 63-56. Quedaban seis minutos y medio y el partido parecía visto para sentencia. Bullock, Videnov, Reyes y hasta Sinanovic, que dio un aviso de lo decisivo que puede llegar a ser en un día no muy lejano dieron un recital, con seis triples en esa decisiva fase y una defensa que hurgó en el talón de Aquiles del Barcelona, las pérdidas de posesión el rebote.
W. BARCELONA 76 - REAL MADRID 84
Winterthur Barcelona: Williams (22), Navarro (12), De la Fuente (7), Fucka (17), Marconato (4) -equipo inicial-; Grimau (4), Basile (0), Kakiouzis (10) y Trías (0).
Real Madrid: Sonko (11), Bullock (22), Scales (8), Reyes (16), Hernández-Sonseca (2) -equipo inicial-; Fisher (3), Videnov (11), Sinanovic (11) y Héctor García (0).
Árbitros: Mitjana, García Ortíz y Murgui.
Palau Blaugrana. 6.573 espectadores. El Barcelona domina por 2-1 la eliminatoria al mejor de cinco partidos. El cuarto se juega mañana en Madrid.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
18-17
20-16
13-23
25-28
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El paseo en esos últimos instantes no se hubiera producido de no haber recobrado su moral y su capacidad para entorpecer el juego del Barcelona cuando Maljkovic pidió un tiempo muerto en el minuto siete de un partido que estaba siendo otra tortura para el Madrid. Parecía desahuciado. Ante el tamaño de la tragedia, Maljkovic dio entrada a Videnov y a Sinanovic. El Barça perdió un par de balones, el Madrid agrupó su defensa en zona en torno a su joven pívot de 2,21 metros y todo dio un vuelco absoluto, con Reyes y Bullock siempre dando un paso al frente.
El Madrid defendió mejor y empezó a sentirse más a gusto. El ataque del Barça pasó a a desarrollarse en cámara lenta y a concluir en lanzamientos defectuosos. Eso le impidió seguir corriendo, mantener el ritmo de juego con el que se había sentido tan a gusto. La falta de fluidez se tradujo en pequeños pero importantes detalles: la impotencia de Navarro, que se ganó una antideportiva por agarrarle de una pierna a Scales y una tercera falta muy pronto, el correcalles en que concluyeron varias conducciones del balón por parte de Williams y el propio Navarro y los consabidos rebotes ofensivos que le proporcionaron al Madrid varias veces segundas oportunidades para anotar. El Madrid volvía a creer en sí mismo. Eso le catapultó a una victoria que rearma su moral y, de momento, fuerza el cuarto partido, mañana, en Vistalegre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 27 de mayo de 2006