Ramón Pajares, coordinador español del Informe Pisa, denunciaba en estas páginas la falta de vocaciones científicas en España y que debíamos ofrecer a los estudiantes los conocimientos científicos necesarios para que nuestros jóvenes puedan enfrentarse a la realidad del siglo XXI. Estoy muy de acuerdo con esa conclusión. Como profesor de Tecnología de ESO y Bachillerato que soy, es justo lo que hemos venido haciendo desde que apareció esta asignatura en 1990 con la LOGSE. Obligatoria los tres primeros cursos de la ESO y optativa en cuarto, mostramos a los chicos y chicas el mundo tecnológico en el que vivimos, tan cercano y a la vez tan desconocido.
Estructuras, materiales técnicos, electricidad y electrónica, instalaciones de la vivienda, herramientas informáticas... son sólo algunas pinceladas de lo que vemos en Tecnología. Otra parte muy importante es el trabajo experimental en el taller. Aplicando el método de trabajo que llamamos "proceso tecnológico", los alumnos aprenden a organizarse en pequeños grupos para diseñar, planificar el trabajo y construir la maqueta de un objeto, como aplicación práctica de todo lo aprendido. En Bachillerato, la Tecnología Industrial es fundamental para futuros estudiantes de ingeniería.
El actual proyecto de ley de educación, LOE, no reconoce este esfuerzo de acercar la ciencia y la tecnología a los jóvenes como parte de su base cultural, ya que se pretende reducir espacio en el currículo educativo de nuestros hijos, eliminando Tecnología de primero de la ESO y quitando horas en la enseñanza obligatoria. Deberíamos preguntarnos por qué cada vez hay menos aspirantes a realizar estudios técnicos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de mayo de 2006