"No fue un error, fue un crimen", dijo el fiscal general Mario Iguarán, al anunciar ayer la detención de ocho militares, acusados de la muerte de 10 policías y un informante que realizaban una operación contra el narcotráfico en Jamundí, al suroeste del país, el 22 de mayo.
Entre los detenidos hay dos oficiales, un suboficial y cinco soldados. Una de las hipótesis tras las primeras investigaciones es que los militares actuaron por orden del narcotráfico. Extraoficialmente, se afirma que los militares recibieron un millón de dólares (780.000 euros) a cambio.
El fiscal afirma que todo apunta a que el ataque fue una "emboscada de la que nadie debía salir vivo" y no un "error", como sostuvieron los militares desde el primer momento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de junio de 2006