Un desequilibrio territorial "preocupante", apenas frenado al acabar el siglo XX gracias, en parte, a los fondos europeos. En la pasada centuria, la población española se duplicó con creces (de 18,8 a 40,8 millones de habitantes), pero dejó el interior casi vacío para concentrarse en la costa, sobre todo mediterránea y atlántica, y Madrid. El 40,4% de la población se apiña ahora en el 1% del territorio, según un estudio presentado ayer.
El siglo XX, considerado el de la urbanización, ha dejado una estela de gran desequilibrio demográfico, según el estudio La localización de la población española sobre el territorio, elaborado por el Instituto Valenciano de Estudios Económicos y respaldado por la Fundación BBVA. Las diferencias, alentadas por el éxodo rural hacia las grandes ciudades de los años sesenta y setenta, dibujan una España vacía y otra colmada. En 2001, uno de cada cuatro residentes vivía en dos provincias (Madrid y Barcelona). Si se añaden Valencia y Sevilla, las cuatro concentran el 34,7% de la población.
Dado el fuerte tirón de las grandes zonas urbanas, al iniciarse el siglo XXI, el 40,4% de los habitantes se apiñaba en el 1% de la superficie española (frente al 18,1% en 1900). O visto de otro modo, el 95,9% de la población se concentra en la mitad del territorio, mientras la otra mitad sólo cobija al 4,1%. Las provincias de Teruel y Soria han registrado las mayores pérdidas: su población se redujo a la mitad en el siglo XX. Las de mayor aumento fueron Madrid, Las Palmas y Barcelona.
Desde los años ochenta "se ha frenado el proceso de concentración", según Matilde Mas, codirectora del estudio. Las provincias emisoras de mano de obra han dejado de serlo, en parte gracias a los fondos europeos, pero también por el envejecimiento. Las grandes ciudades pierden peso en favor otras más pequeñas y casi siempre cercanas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de junio de 2006