Los pescadores vascos se harán de nuevo a la mar el próximo lunes. No están dispuestos a esperar en tierra el tiempo que la UE necesita para decidir sobre el cierre del caladero del Cantábrico. Ayer decidieron volver a faenar el atún y el bonito, pese a que durante los últimos días han reclamado con insistencia que se prohíba la pesca en el Golfo de Vizcaya con carácter inmediato ante la crítica situación que atraviesa la anchoa.
A la espera de la decisión que se adopte en los despachos sobre el futuro del caladero cantábrico, que no se conocerá antes de mediados de este mes, los pescadores de Guipúzcoa y Vizcaya acordaron ayer soltar amarras y volver a faenar desde el próximo lunes. "Tenemos que ir a la mar porque de algo tendremos que vivir", afirmó el presidente de las cofradías de Vizcaya, Iñaki Zabaleta. Van a pescar túnidos, aunque no despreciarán las capturas de chicharro, sardina o anchoa. Los barcos franceses desembarcaron ayer 80 toneladas de anchoa en el primer día de su costera.
Los marineros levantaron la voz contra la ministra de Pesca, Elena Espinosa, y pidieron su dimisión por presionar en diciembre pasado a la UE para que ordenase la apertura de la pesquería desde marzo de este año, desoyendo la recomendación de los científicos y las peticiones del sector. "Una vez más, nos han engañado", recalcó Zabaleta, quien cargó sobre el ministerio toda la responsabilidad del alarmante declive que sufre la anchoa.
Los pescadores y el consejero vasco del ramo, Gonzalo Sáenz de Samaniego, coincidieron en reclamar la prohibición total de pescar sin esperar a los resultados de nuevos estudios. Zabaleta consideró paradójico que el Gobierno español supedite ahora la veda a lo que digan los científicos, cuando en diciembre desatendió su opinió
n contraria a la reabrir la pesquería.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de junio de 2006