Ayer le tocó a ERC y al PSOE. Pero Artur Mas salvó de la quema a José Luis Rodríguez Zapatero, de quien alabó los esfuerzos para sacar adelante la reforma estatutaria venciendo las resistencias del propio PSOE. De los republicanos, Mas denunció sus celos por el "protagonismo" de CiU en las negociaciones, en una velada referencia a su acuerdo con Zapatero del 21 de enero en La Moncloa: "Aquellos que estaban dispuestos a pactar por menos, ahora no pueden decir no al Estatuto por el protagonismo de CiU". Y les acusó de una cierta cobardía por no ponerse al frente de las conversaciones para así no perder "su silla" en el tripartito.
Mas erigió a CiU en artífice del nuevo sistema de financiación, enfrentándose a la "tacañería" del ministro de Economía, Pedro Solbes, y a los impedimentos del PSOE para firmar un acuerdo satisfactorio a los intereses catalanes. "Las posiciones del PSOE han quedado machacadas", afirmó Mas, quien aseguró que el acuerdo recoge la mayoría de las demandas que figuraban en el texto del Parlament.
En su día, CiU reclamó el concierto económico.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de junio de 2006