El hombre que aparece en la fotografía, del que no se facilitó la identidad, fue expulsado ayer del Congreso de los Diputados por la policía. Aprovechando la jornada de puertas abiertas, llegó al hemiciclo, depositó dos rosas en el escaño del presidente del Gobierno y, tras colocar una fotografía de Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA en 1997, derramó un líquido rojo que simulaba sangre y dio gritos de ¡Libertad! y ¡Dignidad!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 3 de junio de 2006