Me alegra saber que el actual presidente del Gobierno es consciente de las escasas competencias que tenemos los españoles por lo que respecta a las lenguas extranjeras.
Incluso alguien como el anterior presidente, que sin duda gozó de una esmerada educación, mostraba una alarmante falta de destrezas orales en la lengua inglesa, que compensaba con atrevimiento, osadía y, por qué no reconocerlo, una desvergüenza deslumbrante.
Así las cosas, ayudar a que los jóvenes realicen cursos de idiomas, aquí en España o en el extranjero, me parece una gran idea. Que la ayuda sea de 1.000 euros me parece una idea soberbia. Pero me gustaría recordarle al presidente del Gobierno que ya hay una red de Escuelas Oficiales de Idiomas por todo el territorio español en las que se pueden realizar esos cursos por un precio algo más módico de 70-80 euros al año. Sólo hace falta voluntad, interés, constancia y esfuerzo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de junio de 2006