Soy hija de una española refugiada de la Guerra Civil en Chile que viajó junto a su familia en el Winnipeg. Mi abuelo era médico y mi abuela profesora, ambos de León. No es del caso contar aquí todos los sufrimientos, anécdotas, etcétera, sólo decir que a mi tío abuelo lo sacaban a fusilar con el abuelo del señor Rodríguez Zapatero (al final alguien intercedió por él y no lo fusilaron).
El asunto que me obliga a escribirle se refiere a los dineros llamados "de los niños de la guerra".
Se supone que son dineros ya aprobados y en el caso de mi madre es la única de cinco hermanos a quien le corresponde recibir aproximadamente 500 euros al mes. Ha pasado casi un año y no ha recibido nada, por lo que ella piensa que están esperando a que se muera. La verdad es que es una compensación irrisoria para lo que significó en mi familia el exilio pero ya que le corresponde, bueno, entréguensela y no se burlen de personas como ella que además tiene 78 años.
Perdone la forma de escribirle pero creo que es necesario que se sepa en España lo que pasa con otros españoles que tuvieron que continuar su vida lejos de la patria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 4 de junio de 2006