Sigue la lucha de los compositores españoles con la ópera, es decir, con la realidad dramática de un género que, salvo excepciones, se les resiste. Con Bonhomet y el cisne, segunda de Eduardo Pérez Maseda se reproduce de nuevo la cuestión: magnífica música pero frustrada resolución como pieza lírica. El libreto, del propio compositor, responde a una idea conseguida como planteamiento pero su texto es demasiado ampuloso y de difícil fluidez a la hora de cantarlo. Así las pasó de canutas el protagonista, el barítono Isidro Anaya. La escena de la reaparición del cisne es otro ejemplo de ello, y lo que pudo ser un excelente momento canoro -estupenda la soprano Celia Alcedo- pierde parte de su intencionalidad musical. El contratenor David Azurza resolvió airoso su papeleta mientras el narrador Pedro Casablanc cumplió.
Bonhomet y el cisne
De Pérez Maseda. Casablanc, Azuerza, Anaya, Alcedo. Solistas de la Orquesta de la Comunidad de Madrid. Coreografía: Yoko Taira. Escenografía y dirección de escena: Tomás Muñoz. Director musical: José Luis Temes. Teatro de la Abadía. Madrid, 3 de junio.
La coreografía se adapta bien al escenario. El uso de las proyecciones cinematográficas es sobrio y eficaz. José Luis Temes dirigió con su pericia habitual a un grupo instrumental de la ORCAM que estuvo bien.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 5 de junio de 2006