No detenerse ante un stop, pasarse el semáforo en rojo, no hacer uso correcto de los carriles para tomar una dirección, no utilizar adecuadamente los intermitentes o las luces, entorpecer la marcha de los demás vehículos, sobrepasar el límite de velocidad de manera exagerada y una larga lista son las infracciones que se pueden observar durante la hora escasa que dura una de mis clases prácticas para obtener el carné de conducir.
Ahora que empiezo a circular como un conductor más, veo en primera persona hasta qué punto alcanza el incivismo y la falta de responsabilidad y respeto hacia los demás por parte de los conductores, y los peligros a los que se someten, no sólo a ellos mismos, sino también al resto de automóviles. Lo peor es que nada parece frenar estas actitudes; ni los carteles luminosos que cada cierta distancia en autopista nos recuerdan el número de fallecidos en carretera, ni los impactantes anuncios de la DGT.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 7 de junio de 2006