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Crítica:CANCIÓN Y DANZA

Jota del futuro

Cogen la jota aragonesa, la ponen patas arriba, y la hacen de ahora. Música y baile del siglo XXI. Ni a Carmen París, compositora, multiinstrumentista y cantante, ni a Miguel Ángel Berna, bailarín y virtuoso de las castañuelas, les hacen falta artilugios extraños para convertir la música tradicional de su tierra aragonesa en una propuesta nueva, casi desconocida y, si se apura, con una visión más de futuro que de revisión del pasado.

Carmen París no canta: su voz es del más allá. Miguel Ángel Berna no baila: se desliza. Ambos vuelan juntos y conciben un espectáculo hermoso, sobrecogedor y plásticamente muy bello. Lo han llamado Savia nueva, en honor a una de las primeras canciones contenidas en el debú discográfico de la cantante, y lo han estrenado en el sexto ciclo Madrid EnCanto, dejando más que satisfecho a un público que no pudo contener el arrebato y la emoción durante los momentos en que cada uno de ellos se excedió en la exposición de su arte -por ejemplo, el final de Rasmia, con el bailarín postrado en medio del escenario, o al terminar Carmen pa' mi genio, cantando como una mujer árabe- o cuando se arrimaban ocasionalmente para bailar juntos.

Carmen París y Miguel Ángel Berna

Savia nueva. Carmen París (voz, piano y percusiones); Miguel Ángel Berna (baile), Carlos Martín (dirección escénica); Miguel Ángel Remiro (piano y dirección musical), Alberto Artigas (laúd y bandurria), Simón Fernández (flauta travesera); José Luis Seguer y Josué Barrés (percusión), Juan Luis Royo (clarinete) y Javier Estella (bajo). Teatro Albéniz. Madrid, 6 de junio.

Superados los primeros momentos en los que el micrófono de la cantante falló, el espectáculo resultó impecable. Carmen París, que no es bailarina pero maneja las suertes de la jota con gracia, se divirtió cambiando su vestuario hasta cuatro veces. Berna no es cantante, pero se atrevió a esbozar unos párrafos junto a ella, arrimados al piano de cola. Precioso final, entrelazados los dos de manera sensual, con todo el poderío de la voz de la París diciendo "desvestida entre tus manos, me descubro mariposa", como momentos antes había arrancado el aplauso con el bailarín de rojo y ella gritando "aunque quisiera engañarnos, no me sale la mentira".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de junio de 2006