El rey Gyanendra, que gobernó Nepal con puño de hierro hasta que una rebelión popular le obligó en abril a ceder sus poderes, ha perdido también su derecho a veto de las leyes aprobadas por el Parlamento. La decisión fue tomada por unanimidad por la Cámara baja. Sin el control de las Fuerzas Armadas, que le fue retirado hace tres semanas por el Legislativo, el rey ha pasado en poco más de un mes de un monarca absoluto a otro simbólico.
Los diputados ya no tendrán que obtener el visto bueno de Gyanendra para sacar adelante sus proyectos de ley. "Esto asegura la victoria del pueblo sobre la monarquía y deja al rey donde debe estar", aseguró durante la sesión Raghuji Pant, del mayoritario Partido Comunista (Unificado Marxista-Leninista).
El rey cedió en abril al empuje de la calle tras 19 días de protestas populares. El 18 de mayo, el Parlamento, en una sesión histórica, retiró a Gyanendra el mando de las Fuerzas Armadas, de las que dejó de ser comandante supremo, y le obligó a pagar impuestos como cualquier ciudadano. El rey también podrá ser llevado ante los tribunales si actúa contra la ley, algo impensable con la Constitución que hasta hace poco regía en Nepal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 12 de junio de 2006