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El bicentenario de Martín y Soler permite recuperar su ópera 'Ifigenia'

Ifigenia es la primera ópera que se representa en Madrid con motivo del bicentenario de la muerte de Vicente Martín y Soler (1754-1806), considerado el compositor español más internacional del siglo XVIII y el más importante rival de Mozart en la Viena de José II.

La pieza, que se representará los días 14 y 15 en el Centro Cultural de la Villa en un montaje semiescénico de la Real Compañía Ópera de Cámara, forma parte de las seis óperas serias que compuso Martín y Soler, quien también creó más de una veintena de ballets para los teatros más importantes de Europa, una treintena de óperas que escribieron brillantes libretistas e interpretaron los más virtuosos cantantes de su época, además de múltiples drammas giocosos y cantatas escénicas.

El espectáculo forma parte de un programa de recuperación que sobre Martín y Soler aborda desde hace años el director de Ifigenia, Juan Bautista Otero, quien editó por primera vez esta ópera en 1999, basándose en el único manuscrito que se conserva en Nápoles y posteriormente en 2004 partiendo también de los dos encontrados en Madrid y Lisboa: "Es curioso que Ifigenia sea prácticamente desconocida a pesar de la importancia que tuvo en su día", apunta Otero sobre lo que fue el primer gran éxito de Martín y Soler.

Esta ópera, estrenada en 1779 en el teatro San Carlo de Nápoles y basada en el texto de Eurípides Ifigenia en Aulide, se aborda con una orquesta formada por profesionales que contribuyen a la recuperación de obras de compositores españoles e italianos pertenecientes a los siglos XVII y XVIII. En esta Ifigenia, que tras su paso por Madrid viajará a Santiago de Compostela, Tenerife y Francia, se utilizan instrumentos de la época y cantantes especializados y de máximo nivel como Olga Pitarch, Betsabée Hass, Leif Aruhn-Solén, Marina Pardo y Celine Ricce.

"Esta pieza es un claro ejemplo de la dificultad y virtuosismo que se daba en la época, su instrumentación casi minimalista es algo que sorprende mucho a los musicólogos", concluye Otero.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 13 de junio de 2006