Este Aragón no dejará de sorprenderme. De nuevo algunos políticos vuelven a la carga con el proyecto del embalse de Biscarrués. Pese a que se haya demostrado que no es necesario hacer ningún embalse más en el río Gállego, que basta con modernizar para ahorrar agua y que, además, si la guardan en Monegros les sobra.
Pese a la razón y la lógica de la ciencia, algunos insisten en que hay que seguir fastidiando a unos para beneficiar a otros. Pese a todo, así estamos las gentes del Reino de los Mallos, que no pedimos nada, ni siquiera que se reinvierta lo que pagamos en impuestos en mejorar nuestro valle... Aunque alguna vez nos preguntamos qué hubiera sido de la montaña si se hubiera invertido lo mismo que en Monegros.
Aceptamos a regañadientes esa situación y sólo pedimos que nos dejen en esta tierra, con nuestro desarrollo sostenible basado en el río y en su gran naturaleza. Somos buenos, no pedimos el sacrificio de nadie para vivir mejor, nos lo ganamos honradamente, no a costa del vecino. No somos egoístas, cedemos, pueden llevarse el agua, aunque nos duela ver seco el río.
Pero no somos tontos, llévense el agua y guárdenla en su tierra, no en nuestra casa. No nos cuenten cuentos como la Comisión del Agua, donde cuando quieren nos pisotean.
Mientras en Zaragoza y las ciudades viven en paz y en casi todos los pueblos aragoneses están tranquilos, aquí nos están haciendo pasar un infierno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 15 de junio de 2006