El aeropuerto de Barajas también sufrió las inclemencias meteorológicas, lo que se tradujo en retrasos de hasta hora y media. La dirección decidió espaciar la entrada de las aeronaves como medida de seguridad, según Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA).
Barajas registró precipitaciones de ocho litros por metro cuadrado, lo que fue considerado como una cifra baja en comparación con otras ocasiones. El principal problema fue el viento racheado. Según AENA, la máxima velocidad se alcanzó a las nueve de la mañana, con 25 nudos (46 kilómetros por hora).
Eso motivó que los responsables de AENA redujeran el número de aterrizajes a 30 aeronaves a la hora, frente a las 38 de un día sin incidentes. Además, se cambió la entrada de los aviones: en lugar de hacerlo hacia el norte, lo hicieron hacia el sur. Algunos vuelos llegaron a acumular tres horas de retraso.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 16 de junio de 2006