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Reportaje:Fútbol | Segunda División

Vuelve el Levante, vuelve Mané

El conjunto valenciano regresa a Primera después de perder la categoría el curso pasado

El Levante atrapó ayer la última plaza de ascenso a Primera y acompañará al Nàstic y al Recreativo en la máxima categoría. Al conjunto de Mané le bastó con especular y aprovechar un rechace para ganar en Lleida (0-1), y dejó sin opciones al Ciudad de Murcia y al Lorca, los otros aspirantes. El equipo valenciano vuelve a Primera después de perder la categoría la temporada pasada y de un gris curso en Segunda. Al frente del grupo vuelve también Mané, que ya dirigió al Levante en la campaña 1996-97. Después marchó al Alavés y completó un ciclo histórico hasta 2003, con una final de la UEFA incluida.

El Levante ha cazado la tercera plaza a empujones, con un juego plano y poco ambicioso pese a contar con el mayor presupuesto de Segunda (casi 10 millones de euros) y la mejor plantilla. Su fútbol ha resultado reservón, y el club no se ha sacudido las sospechas de primas que le rodean cada final de campaña. Mané ha plantado un equipo cerrado en defensa -el cuarto menos goleado de la categoría- y en el que el lateral izquierdo Harte (nueve goles) y el mediapunta holandés Riga (11) han cumplido en ataque. La experiencia de la plantilla en Segunda ha hecho el resto. Hasta 15 futbolistas habían protagonizado ya un ascenso a Primera en su carrera, y el mismo Mané sumaba otro dos, con el Lleida y el Alavés. El de ayer fue celebrado por más de 5.000 levantinistas en Lleida y por cientos de seguidores en Valencia.

Para la próxima temporada queda por saber si el presidente, Pedro Villarroel, despachará a Mané o le permitirá seguir al frente. Ningún directivo tiene el gatillo más fácil que Villarroel. Despidió a Manolo Preciado cuando el equipo subió a Primera en 2004, contrató a Schuster y le obligó a marcharse porque el técnico no aceptaba que le impusieran fichajes, y este curso finiquitó a José Luis Oltra hasta la llegada de Mané. Los jugadores son partidarios de su continuidad. Pero con Villarroel nunca se sabe.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de junio de 2006