"¡Uahhhhh!", aulló Nerea González, cuando vio en la pantalla gigante de la sala de sorteos el número 4.370. Su número. Lo primero: llamada por el teléfono móvil: "¡Mamá, que me ha tocado un piso!".
Nerea, de 32 años, vive con sus padres en Alcorcón. Con su sueldo en una empresa de asistencia en viajes -"que no llega a 1.000 euros"-, no puede plantearse ni de lejos la compra de una vivienda que no sea pública. Al sorteo acudió con varias amigas. Sus planes, a corto plazo, pasan por celebrar el premio. Lo de las vacaciones, ya verá. "Aún no lo sé, supongo que tendré que ahorrar... ahora mismo estoy en las nubes", concluyó.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 18 de junio de 2006