1. El Ejecutivo debería tener como objetivo acabar de la mejor manera posible la acción de gobierno emprendida con el tripartito, logrando aprobar proyectos de ley tan significativos como los de servicios sociales y de vivienda, que siguen pendientes. La tentación del filibusterismo parlamentario sólo favorece a las fuerzas conservadoras catalanas: CiU y el PP.
2. Las dos señales que lanza el electorado son castigo e indiferencia ante una acción política muy ensimismada, y apuesta por avanzar con posibilismo y firmeza para lograr que autogobierno y mejora de la calidad de vida de los catalanes sean elementos que vayan unidos, más allá de la retórica patriotera de unos y otros.
3. Un escenario de enfrentamiento entre modelos de desarrollo que debería hacernos pensar que hay más cosas que unen al PSC, ERC e ICV que cualquier otra alternativa de gobierno. Lo mejor que podría pasar es que en la campaña electoral discutamos qué Cataluña queremos, en qué España, en qué Europa y en qué mundo.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de junio de 2006