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CARTAS AL DIRECTOR

Aferrados al poder

Quiero hacer unas breves reflexiones sobre las tesis de Rouco Varela en su discurso de investidura como doctor honoris causa (EL PAÍS, 17-6-06). Otro obispo preocupado de que los estudiantes españoles aprendan en la escuela sus derechos y sus obligaciones como ciudadanos. Rouco se lamenta de que no se respete la separación de poderes propugnada por la Ilustración y vigente en nuestro Estado de derecho. Claro que lo que reivindica veladamente monseñor es el poder legislativo para su Iglesia, ¡siempre a la cola del curso de la historia! También se lamenta el arzobispo del laicismo ideológico de la sociedad española. ¡Ojalá que nuestro Estado fuera declaradamente laico! es decir, se atuviera al principio de que todos los ciudadanos son iguales ante las leyes del Estado y que las creencias religiosas, por ser asunto privado de cada cual, no tienen cabida en la esfera pública. Pero, de momento, es solamente aconfesional, como se dice en la Constitución.

El relativismo ético no es una consecuencia de la laicidad del Estado, en todo caso lo sería el relativismo religioso. ¿Teme monseñor que se enseñe que las religiones, como creencias que son, pertenecen al ámbito de la privacidad individual? ¡Pues llame a las cosas por su nombre y no confunda con sofismas a la ciudadanía.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 20 de junio de 2006