No sé si a todos los lectores les sucederá lo mismo, pero a mí cada vez me gusta menos acercarme a los tiempos de pre o post campaña electoral.
Nuestros representantes políticos, en vez de explicarnos sus programas, cómo van a solucionar nuestros problemas, no hacen más que echarse los trastos a la cabeza, empezando por los lemas o eslogan de campaña. Continuamente se falta al respeto y hasta a la educación cuando no a la verdad.
¿Dónde dejamos la democracia verdadera y tolerante? ¿Qué ejemplo se da especialmente a los jóvenes? Así no lograrán nuestros políticos interesarnos ni en programas ni en partidos y quizá sólo obtengan voto de castigo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 21 de junio de 2006