El piloto Fernando Alonso, de 24 años, campeón del mundo de fórmula 1, aseguró sentir "un grandísimo orgullo" tras recibir ayer de manos del alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, el título de hijo predilecto de su ciudad natal, en un acto en el que le rindieron honores dos bandas de gaiteros, las máximas autoridades del municipio y de la comunidad autónoma, representantes de la vida social y unas 1.500 personas en el auditorio en el que sus más fieles seguidores celebran las victorias del Nano en los circuitos. Graciano García, director de la Fundación Príncipe de Asturias, que glosó la figura del deportista, aseguró que Alonso "sabe distinguir los ecos de las voces; el barro del oro, y la algarabía, del latido del corazón", y sostuvo que su mayor victoria es su capacidad para unir a Asturias, una "región emocionada y feliz" con sus logros. El acto de ayer fue un ejemplo de ello, porque, en torno de Alonso se agruparon dirigentes públicos que mantienen abiertas divergencias, cuando no enfrentamientos, en algún caso muy recientes y, en otros, desde hace años. El deportista expresó gratitud a su familia no tanto por "el enorme apoyo" que le prestó en su trayectoria deportiva, sino, sobre todo, por haberle enseñado a ser "sincero", aunque ello le suponga, en ocasiones, "problemas", y se confesó emocionado y embargado por "una sensación increíble" cuando oye pronunciar el nombre de su ciudad en diversos idiomas. El presidente de Asturias, Vicente Álvarez Areces, y cuatro ex presidentes de la comunidad -Pedro de Silva, Juan Luis Rodríguez-Vigil, Antonio Trevín (actual delegado del Gobierno en la comunidad) y Sergio Marqués- acompañaron a Alonso, junto a la presidenta del Parlamento autónomo, María Jesús Álvarez, alcaldes, líderes políticos y sindicales, dirigentes empresariales y deportistas de diversas disciplinas. Alonso partió, tras el acto, hacia Canadá, donde este domingo disputa el gran premio de Montreal.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 22 de junio de 2006