Casimiro López llegó ayer a la provincia de Castellón, como mandan los cánones, entrando por Barracas. Dos meses después de ser nombrado por Benedicto XVI, el nuevo obispo de Segorbe-Castellón llegó en son de paz, como dejó claro al manifestar su confianza en "evitar la crispación y las tensiones", tras el polémico mandato de su predecesor Juan Antonio Reig Pla.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de junio de 2006