El Ayuntamiento de París posee competencias para restringir, ordenar o prohibir la utilización de la luz artificial en el espacio público. Los grandes anuncios luminosos han desaparecido de la práctica totalidad de la ciudad. En los teatros y cines el tamaño y la luminosidad de los carteles está reglamentado.
El Ayuntamiento, desde 2002, ha reducido el consumo de electricidad en un 45%, en parte gracias al cambio de un 30% de los focos, que han dejado de ser de lámparas incandescentes para pasar a ser de las llamadas de descarga. También se han suprimido los puntos luminosos cuyos rayos se perdían en el cielo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 24 de junio de 2006