El cardenal Cañizares ha hecho unas declaraciones en las que, además de amenazar al Gobierno si se atreve a cambiar el estatus laboral de los docentes de religión, intenta también imponer sus criterios en la asignatura alternativa a la religión, porque "el proyecto del Gobierno está inmerso en una ideología de género, en una ideología feminista" que "va en contra del carácter de los centros católicos". ¿Tenemos que inferir, pues, que estos centros están en contra de la "ideología feminista" y, en consecuencia, discriminan a las mujeres y propugnan que las menguadas conquistas económicas, sociales, económicas y políticas que éstas han conseguido después de dos siglos de lucha deben desaparecer? Cañizares arremete contra el feminismo, el único movimiento que ha luchado contra la violencia que sufren las mujeres, mientras la Iglesia pensaba que esto era sólo un asunto "íntimo" que había que soportar en silencio para proteger a la familia. Gracias a las palabras del vicepresidente de la Conferencia Episcopal hemos comprendido que la violencia patriarcal es algo que, como siempre ha existido, debe ser voluntad de Dios y hay que aceptarla como tal. Otra cosa sería caer en la "ideología feminista". Vade retro!
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 25 de junio de 2006