Un juzgado de Motril (Granada) ha condenado a un empresario a un año y ocho meses de cárcel y al pago de una multa de 1.080 euros por emplear, sin las medidas laborales exigidas, a un rumano que murió tras tocar un cable de baja tensión cuando trabajaba en la parte superior de un invernadero.
La sentencia considera al acusado, J.V.C., autor de un delito de homicidio imprudente y de otro contra los derechos de los trabajadores, y le condena también a indemnizar a la madre de la víctima con 48.000 euros.
Los hechos se remontan al 28 de agosto de 2002. Según la sentencia, al acusado no facilitó al trabajador fallecido la necesaria formación sobre el peligro de la actividad que iba a acometer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de junio de 2006