"Que no me den, pero que tampoco me quiten". Ésta es la máxima del entrenador cuando habla con un árbitro antes del partido. La realidad en el Mundial, y también en las Ligas nacionales, es que, si hay que quitar, se quita al pez chico. Italia pasó con un penalti injusto; Inglaterra, con una falta más que dudosa; Argentina, poniéndole la bota en la cabeza a un defensor; en Brasil, un jugador marcó corriendo en fuera de juego durante 50 metros. Casualidad o no, las decisiones siempre cayeron a favor del poderoso.
El poderoso del fútbol no es necesariamente el mismo que el económico. En esto los imperialistas no son Estados Unidos o Japón, sino Brasil o Argentina. Otra forma de poder es ser equipo local, el equipo con más títulos o el de más presupuesto.
En una encuesta del Museo de las Ciencias de Londres entre aficionados ingleses, el 98% contestó diciendo que sus gritos en el campo tienen efecto en las decisiones arbitrales. Preguntados por el equipo más favorecido gracias a la presión de sus fans, el 59% dijo que el Manchester.
El profesor de bioestadística Alan Nevill, de la Universidad de Wolverhampton, que se ha dedicado a estudiar a los hooligans, concluyó que los gritos de la afición local influyen en el colegiado. Para ello puso a 40 árbitros 47 imágenes de entradas en tackle y preguntó si eran falta o no.La mitad de los árbitros vieron la jugada sin ruidos; la otra mitad, con el sonido de ambiente; éstos se mostraron más dudosos en sus decisiones, pero al equipo de casa le pitaron el 15% menos de faltas. El estudio fue publicado en el Journal of Sport and Exercise Psychology.
Nick Rickman y Robert Witt, de la Universidad de Surrey, son los autores de Favoritismo e Incentivos económicos. En el trabajo recoge una investigación de Luis Garicano que demuestra que en la Liga española los árbitros tienden a añadir más tiempo al partido cuando el equipo local no gana y también le sacan menos tarjetas amarillas y rojas. La causa es la presión de la grada.
A la misma conclusión llegaron estudios similares en la Liga italiana y la alemana. Como se ve, el favoritismo arbitral es un problema global. Por eso van a ganar los de siempre. Es la mala noticia; la buena, que en 2010 nos esperan en Suráfrica.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 28 de junio de 2006