Autostrade y Abertis, cuyas respectivas juntas de accionistas han sido llamadas mañana a dar luz verde a su fusión, quemaron ayer su último cartucho para disipar las reticencias que ha suscitado su proyecto, en una reunión al más alto nivel con el Gobierno italiano. El encuentro, que según fuentes próximas a las empresas fue satisfactorio, reunió al primer ministro de Italia, Romano Prodi, y al ministro que en público ha mostrado mayores dudas sobre la integración, el de Infraestructuras, Antonio di Pietro. Por parte del grupo español asistieron su presidente y director general de La Caixa, Isidre Fainé, y el consejero delegado de Abertis, Salvador Alemany.
El Consejo de Estado italiano terció recientemente en la polémica y, en su pronunciamiento, dijo que la operación requerirá de la autorización del Gobierno italiano, que exige cierta autonomía para la concesionaria italiana, garantías de inversiones en el país, estabilidad accionarial y que las constructoras en el capital (ACS) no saquen ventaja en los proyectos.
La reunión de ayer se celebró tras la del día anterior entre los principales accionistas de Abertis y Autostrade, en la que subrayaron su compromiso con la fusión, que en principio debería materializarse en octubre.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de junio de 2006