Una vez más, el Mundial acaba temprano para España. La cantinela es siempre la misma, que si tenemos un buen equipo, que si jugamos muy bien, que si goleamos a Ucrania... pero lo cierto que es que el día D y a la hora H siempre pasa algo.
Es hora de que de una vez abramos los ojos; España no es una selección competitiva, quizá porque los jugadores españoles no son los que deciden en sus clubes, quizá. La competitividad es la competencia intensa para conseguir un fin. Y ese fin es ser el primero. No hacerlo bonito, no hacer amigos, ganar y hasta que no se reconozca eso seguiremos poniendo paños calientes en las derrotas. Podríamos decir que España mereció más, o que Francia no fue mejor. Mentira, sí lo fue, por eso ganó, porque compitió mejor que España, y hasta que la gente no asuma eso y llame a las cosas por su nombre seguiremos viendo finales por la tele. Por lo menos en fútbol, porque el equipo de baloncesto sí que es competitivo y sí que va a ganar el Mundial de Japón este verano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 29 de junio de 2006