¿Existirán las incompatibilidades? El señor Aznar monta una asesoría para, cuatro meses después de dejar la presidencia del Gobierno, empezar a cobrar un sueldo al margen del que le corresponde como ex presidente. El señor Murdoch, magnate de los medios, es el pagador por tal asesoramiento. Solamente ahora que la noticia ha llegado a la prensa el señor Aznar renuncia a su puesto en el Consejo de Estado, muy digno.
No me sé la legislación sobre incompatibilidades, no sé si el sueldo de consejero es compatible con el de ex presidente del Gobierno, tampoco sé si cobra por su partido o por la fundación que dirige. Sólo sé que existe una incompatibilidad ética entre un ex presidente del Gobierno por el que ha pasado toda la información de lo ocurrido en España y en el mundo durante sus ocho años en La Moncloa y la asesoría a un grupo de comunicación cuya función principal es suministrar información.
Claro que qué ética queda después de llamar mendicantes a los parados en los prolegómenos de la huelga general o mentir reiteradamente sobre lo de Irak y el 11-M.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de junio de 2006