El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha comunicado a los españoles que comienzan los contactos para establecer un diálogo, apoyado por todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria excepto el PP, entre el Gobierno y los sectores más cercanos a ETA o con quienes representen a ésta.
Zapatero ha repetido una vez más que el camino va a ser largo, duro y difícil; el presidente es optimista pero a la vez es prudente, y sobre todo tiene muy presente una cuestión: que no hay que precipitarse ni desesperarse. Creo que todos los españoles somos conscientes de que no es fácil tarea la que ha iniciado el presidente del Gobierno y que es necesario que todos observemos una actitud constructiva si queremos que el diálogo que se inicia dé el fruto deseado: la paz.
Casi con seguridad el Gobierno se va a encontrar con grandes dificultades y con situaciones que pueden poner en peligro la consecución del fin que se persigue, lo más lamentable sería que esas dificultades viniesen de la mano de quienes hoy se niegan a colaborar con el Ejecutivo de Zapatero y de aquellas organizaciones que, por el puro y duro protagonismo de sus dirigentes, se oponen a que se intente acabar con una situación que la mayoría de los españoles rechaza, al tiempo que les produce desasosiego y temor.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 1 de julio de 2006