Aunque los 3.700.000 bolivianos convocados a votar hoy tendrán dos papeletas, son numerosas las incógnitas políticas y puramente prácticas a las que se enfrentan a la hora de decidir su voto. Se eligen 255 representantes para formar una Asamblea Constituyente -la primera desde la independencia del país en 1825- que desde el 6 de agosto tiene un año de plazo para elaborar un nuevo texto constitucional destinado a "refundar Bolivia".
Pero para lograr que la Cámara sea operativa será necesario o bien un amplio consenso, o que una fuerza se alce con los dos tercios de los escaños que le permitan aprobar sin problemas los sucesivos artículos.
El Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Morales, confía en pasar este listón basándose en los altos índices de popularidad del mandatario, pero las encuestas no respaldan esta tesis. Para complicar más las cosas, el actual Congreso unicameral -que apenas lleva unos meses constituido y donde tiene mayoría el MAS- no se disolverá, y seguirá legislando aunque con la incertidumbre de saber si esas nuevas leyes serán conformes a la todavía non nata Constitución.
La otra cuestión es un referéndum autonómico, con una pregunta donde la complejidad del enunciado sólo es superado por la total incertidumbre que hay respecto a lo que implica realmente la votación. Cada departamento, de los nueve que forman Bolivia, se pronunciará con carácter vinculante sobre si quiere ser autonomía o no en el nuevo Estado.
La bandera autonomista es enarbolada especialmente por la provincia de Santa Cruz, el motor económico del país y donde se da por descontada una victoria del sí. El problema viene a la hora de interpretar el resultado. Los autonomistas consideran que es posible un Estado asimétrico, y por tanto habría que tomar los resultados región por región. Sin embargo, desde el Gobierno se apunta a establecer un cómputo global en el ámbito nacional y que sea este resultado el que decida si habrá café para todos, o no habrá autonomías.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de julio de 2006