Me parece una osadía sin fundamento calificar este concierto como Diálogo entre el tango y el flamenco, cuando de tango hay mucho y de flamenco casi nada, aunque sea un cantaor el protagonista. Lo único de flamenco es un cante por farruca, que pertenece al próximo disco de Poveda y que éste cantó acompañado por la guitarra de Romero. De lo demás, nada. Sólo una milonga que podríamos encuadrar en los cantes de ida y vuelta, pero que tenía todo el aire de allá.
Pero la verdad es que cante lo que cante Miguel Poveda está siempre superior. Comenzó algo tenso, pero se fue calentando y ofreció otro concierto sensacional, como acostumbra. Cantó tangos bien arrastrados, bien rioplatenses, y lo hizo con la queja propia que el género exige y que es característica de allá. Poveda se desenvuelve con soltura por los vericuetos más recónditos del tango, arrastrando la voz, extremando la queja en los momentos de más dramatismo y acentuando lo flamenco por muy leve que fuera, como hizo en las piezas que interpretó con el acompañamiento de la guitarra de Romero, y su éxito personal fue de tal naturaleza que el público le ovacionó con entusiasmo.
Diálogos entre el tango y el flamenco
Rodolfo Medero y la Orquesta Típica Tanguera. Miguel Poveda, voz. Juan Carlos Romero, guitarra flamenca. Yolanda Heredia y Mauricio Castro, baile. Teatro Español. Madrid, 1 de julio.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de julio de 2006