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Crítica:CANCIÓN | Toquinho

Trivial

Empezó el trío en torno a Wave hasta darle paso a Toquinho y sus primeras canciones: Tarde em Itapoã, Que maravilha... El brasileño le rindió pleitesía a Antonio Carlos Jobim, del que enlazó Corcovado, Eu sei que vou te amar... en un popurrí insustancial.

Después recordó al poeta que cantaba al amor eterno y se casó nueve veces, y con el que compartió decenas de canciones, más de veinte discos y cientos de recitales en lo que ambos definieron como un matrimonio sin sexo.

A Toquinho le dio por explicar qué es la bossa nova. Y, en un español con deje argentino, contó anécdotas interminables sobre Neruda o la censura. Cedió protagonismo a su pianista, que tocó en clave de jazz Tico tico no fubá, una de las melodías más universales de la música brasileña; se trajo Aquellas pequeñas cosas, de Serrat -con quien ya grabó hace años- y le mandó un abrazo a Baden Powell, allá donde esté.

Toquinho

Toquinho (guitarra y voz), Silvia Goes (piano), Ivani Sabino (bajo), Pepa (batería) y Vanda Breder (voz). Veranos de la Villa. Conde Duque. Madrid, 3 de julio.

Toquinho es un buen guitarrista, un cantante más bien discreto y el autor de algunas canciones de mérito. Un músico que fácilmente agrada, pero al que le cuesta emocionar. Ninguna de sus versiones igualó siquiera las grabaciones originales de canciones como Tristeza.

Sin saberse muy bien cómo, trivializó casi todo lo que tocaba.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de julio de 2006