Pekín ha dado otra vuelta de tuerca al estricto sistema de control y censura que ejerce sobre los medios de comunicación. El Parlamento chino está estudiando el borrador de una ley para restringir la información e imponer multas a aquellos medios que publiquen sin permiso oficial noticias relativas a emergencias y desastres. La propuesta amenaza con multas de entre 50.000 y 100.000 yuanes (de 4.880 a 9.760 euros) a quien incumpla las reglas o publique informaciones falsas.
El proyecto ha provocado el rechazo de periodistas y académicos, que consideran que dificultará mucho más que ahora informar en casos de crisis. Además, aseguran que las nuevas medidas pueden ser fuente de abuso por parte de funcionarios que quieran esconder problemas, ya que, según el borrador, los gobiernos locales serán responsables de supervisar y "gestionar" las informaciones.
El Gobierno ha salido en defensa de una medida que, según dice, está destinada a aumentar la responsabilidad y la transparencia. Wang Yongqing, viceministro de la Oficina de Asuntos Legislativos del Consejo de Estado, aseguró que sólo se aplicarán las multas cuando los periodistas publiquen noticias falsas de forma maliciosa, o cuando informaciones sin fundamento provoquen "un grave daño social". "Ninguna de estas regulaciones restringirá de forma adversa el periodismo correcto", dijo.
La propuesta, sin embargo, estipula que los reporteros deberán solicitar la aprobación del Gobierno antes de difundir noticias sobre desastres naturales, brotes de enfermedades, accidentes de minas, protestas y cualquier otro tipo de sucesos enmarcados en lo que Pekín denomina "sucesos repentinos" o "contingencias".
Periodistas extranjeros
Wang aseguró que la ley -que se prevé que sea sancionadora en octubre- afectará probablemente también a los periodistas extranjeros destacados en China.
La iniciativa se produce en un contexto de endurecimiento del sistema de censura ocurrido en los últimos años, según denuncian las organizaciones de derechos humanos.
La nueva regulación establece que los gobiernos locales deben hacer pública la información en situaciones de emergencias, salvo en caso de que ésta ponga en peligro el manejo de la crisis. La ocultación es un fenómeno corriente en el país asiático. Ocurrió durante la crisis del SARS (siglas en inglés de síndrome respiratorio agudo y grave, enfermedad conocida también como neumonía atípica) en 2003, cuando Pekín negó durante semanas que existiera algún problema, a pesar de que estaban muriendo personas a diario. Y ha vuelto a ocurrir después en casos de graves accidentes en plantas petroquímicas y en minas.
El poderoso Departamento de Propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh) impone regularmente el silencio a los medios de comunicación en aquellos temas que considera sensibles, por miedo a que generen inestabilidad social y afecten a la imagen del partido.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de julio de 2006