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CARTAS AL DIRECTOR

Obesos oficiales

Una cosa es que desde la Administración se hagan campañas de concienciación y prevención de problemas como la obesidad infantil, y otra es que inspectores de Sanidad vayan por los colegios declarando oficialmente gordos a unos niños y entregándoles una carta para que sus padres firmen su conformidad para ingresar en un plan de adelgazamiento. ¿Alguien puede imaginarse lo que un niño, generalmente objeto de mofa por parte de sus compañeros, podría sentir si un adulto respetable le confirma en el colegio su condición de obeso oficial y le remite a unas clases especiales para gordos? No tengo dudas de que la intención de la propuesta del Ministerio de Sanidad es buena, pero tampoco las tengo sobre el error de un proyecto que supone convertir en público algo que debería quedar en la intimidad de una consulta médica. El colegio es el lugar donde los niños deben adquirir los conocimientos necesarios para el futuro, donde se completa la educación que se supone imparte la familia y donde se aprende a convivir con los demás. Estos desafíos son ya lo suficientemente importantes como para que la Administración también quiera convertirlos en lugares de terapia, hoy para niños obesos, mañana para niños con deficiencias físicas, para niños vagos, para niños con problemas familiares, para niños con comportamientos adictivos o para niños anoréxicos. Velar por la salud de los ciudadanos, sí; invadir su intimidad, de ninguna manera.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 17 de julio de 2006