Los músicos ambulantes, llamados buskers, están sometidos a una estricta normativa de licencias que dependen de las autoridades locales. Mientras en ciudades como Cambridge hay bastante tolerancia, las diferentes autoridades locales de Londres son mucho más estrictas y la policía impide tocar a los que no tienen licencia. Entre las condiciones que tiene en cuenta la autoridad local está el uso o no de amplificador, las horas y lugares en que se toca y la seguridad.
El metro empezó hace dos años una campaña para regularizar la música ambulante y ahora hay más de 25 puntos autorizados y más de 400 músicos licenciados para tocar en esos lugares.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de julio de 2006