Las responsabilidades de las compañías eléctricas por los apagones deben ser las de indemnizar a los que sufran pérdidas por no responder al suministro que tienen contratado. Cuando las eléctricas tienen superávit, no se quejan de sus pingües beneficios; ahora que cumplan con las necesidades de los usuarios. Rafael Gijón.
Tendrían que ser en proporción a sus ganancias, que son obscenas comparadas con el servicio que dan en la Europa del siglo XXI. Inna.
Sencillamente, a que paguen los perjuicios que causan. Pacomayo.
Hasta conseguir que los altos beneficios que obtienen las compañías eléctricas se correspondan realmente con un servicio de calidad que los justifiquen. De lo contrario, aquí alguien está estafando a alguien. JGªIbáñez.
Se han puesto demasiados tapones para el progreso, contradicción que está dando su fruto: queremos una sociedad limpia y ecológica, y un suministro seguro y al alcance del derroche -otro camino frenaría en seco el desarrollo-; deseamos que se hagan inversiones en infraestructuras que apenas son rentables, cuando el dinero atiende al interés inmediato; se diversifican los centros de control y de producción en multitud de empresas, perdiendo con frecuencia el norte de la responsabilidad ante cualquier desastre (nada se hunde del todo, pero dejan aparecer los síntomas de degradación). ¿Cómo acabar con los fallos, si el Gobierno ante las empresas resulta tan pasivo como cualquier ciudadano? La nacionalización de servicios básicos es la única respuesta ante un mal funcionamiento. Moski.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 24 de julio de 2006