A medida que pasan los días va tomando cuerpo la idea de que Joan Laporta no tendrá rival en las elecciones del Barcelona que un juzgado ordenó celebrar de forma inmediata para dar estricto cumplimiento a lo establecido por los estatutos del club. Sandro Rosell, el hombre que parece más capacitado para aglutinar las fuerzas opositoras a Laporta, anunció ayer que no se presentará a los comicios. Rosell, que dimitió hace poco más de un año de su cargo de vicepresidente del club azulgrana, hizo público un comunicado en el que hace explícito: "No me presentaré a las próximas elecciones ni formaré parte de ninguna candidatura". Rosell argumenta su decisión en su deseo de no debilitar la estabilidad del club, una estabilidad que, asegura, "hoy se sustenta en el rendimiento del equipo".
El ex vicepresidente hace una reflexión sobre el hecho de que, por primera vez en la historia del club, "un juez haya obligado a su presidente a cumplir con los estatutos" y arremete contra Laporta, al que señala como responsable de la situación "por su actitud arrogante de no querer respetarlos". "Me provoca tristeza y una gran preocupación que actuaciones como ésta, echen a perder la imagen de nuestro club en todo el mundo", concluye. El resto de los posibles precandidatos a la presidencia no han explicado si rivalizarán con Laporta, que sí ha anunciado oficialmente que se presentará a la reelección. Casi todos ellos -Josep Maria Minguella, Jordi Majó y Jordi Medina- han criticado la posible fecha de los comicios, el 9 o el 10 de septiembre, porque no favorece ni el debate ni la búsqueda de las firmas necesarias para poder ser proclamados candidatos, unas 1.800 según los primeros cálculos.
Rijkaard declinó posicionarse acerca de una situación que, según dijo, le ha cogido por sorpresa. No apoyó explícitamente a Laporta, pero dejó entrever su respaldo al presidente que le fichó y le mantuvo en el cargo cuando hubo dudas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de julio de 2006