El Gobierno ha anticipado los fundamentos de los Presupuestos Generales del Estado para 2007: las hipótesis sobre las variables macroeconómicas, las prioridades de gasto público y el saldo presupuestario resultante. No hay alteraciones significativas en relación con la política mantenida en los dos últimos años. Los supuestos de comportamiento de la economía española en el ejercicio próximo son razonables. En ausencia de choques excepcionales, el crecimiento del PIB seguirá siendo superior al 3%, y probablemente dispondrá de una composición más equilibrada que el de los últimos años.
La moderación en la demanda interna, sobre todo en el gasto de las familias, puede encontrar una compensación parcial en el menor drenaje que ejerza el desequilibrio exterior, consecuencia de un mayor impulso de las exportaciones y de las menores compras al exterior, fruto de una mayor prudencia del consumo interno. Sobre las decisiones de gasto de las familias ejercerá un ajuste obligado el endurecimiento monetario, el observado y el que vendrá de subidas adicionales en los tipos de interés.
Las prioridades de gasto público tampoco son novedosas. Tratan de modernizar la economía española, aumentando el gasto en I+D, como ya ocurriera en el ejercicio anterior. Ese crecimiento, como el quizá más urgente en tecnologías de la información, en infraestructuras tecnológicas y en alfabetización digital, está todavía lejos de facilitar la convergencia de España con los países más avanzados y competitivos de nuestro entorno. En una situación de saneamiento de las finanzas públicas, con un saldo presupuestario y una deuda pública significativamente más favorables que la mayoría de los países de la OCDE, es razonable cuestionarse si no debería facilitarse más decididamente la modernización del patrón de crecimiento de nuestra economía, asignando recursos adicionales a la más rentable de las inversiones: el fortalecimiento de la dotación de conocimiento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 1 de agosto de 2006