Piscinas abiertas hasta la medianoche, calles desiertas, 400 centros de refrigeración instalados por el Ayuntamiento a lo largo y ancho de la ciudad, y el zumbido incesante de los aires acondicionados: éste ha sido el panorama en Nueva York durante los últimos cuatro días, cuando la ola de calor, que ha hecho sudar a los estadounidenses de toda la costa Este, ha elevado los termómetros hasta los 38º, que, debido a la alta humedad, provocaban una sensación térmica de 46º.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 4 de agosto de 2006