En memoria de Ramón Gaya
La tarde va poniendo suavemente
a las cosas su sombra
y es tan pequeño el mundo
que cabe bajo el brazo, como un cuadro.
Pero... es más que un cuadro,
como más que palabras
son todas las palabras importantes.
Hubiérase podido creer de tal crepúsculo,
que se hizo a sí mismo, con sus dones,
igual que sin ayuda el mundo se deshace,
y aunque partiese luego nuestro amigo,
buscó quedarse a solas y escogió en su trabajo,
como escogemos frutos,
algunas pocas brasas por si un día
el sol se retrasaba, y luego él en persona
puso agua en la copa
pensando en nuestra sed, como hace un padre.
De nuevo cae la tarde entre nosotros.
Nuevamente las sombras nos devuelven
al origen de todo, y se deshace el día.
En las manos llevamos estas brasas
por si ya no amanece,
sigue la copa llena de agua fresca
inagotable siempre
y nuestro amigo vive
como un padre
a quien no le hace falta ni siquiera
tenernos a su lado para darse.
Andrés Trapiello (Manzaneda de Torío, León, 1953) es autor de libros de poemas como Las tradiciones (Comares-La Veleta), Acaso una verdad (Pre-Textos. Premio de la Crítica en 1993) y Un sueño en otro (Tusquets).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de agosto de 2006