Era mi intención escribir una explicación basada en mis años de estudio del Holocausto para que el señor Saramago pudiese entender por qué es impropio utilizar tal término y comparar el exterminio de seis millones de judíos con el conflicto de Oriente Próximo.
Pero solamente contestaré a la carta que usted le publicó al escritor. Señor Saramago: el Holocausto no continúa. Usted tiene todo el derecho del mundo de poner en tela de juicio y el grito en el cielo por la guerra que acontece, pero intente darse cuenta de que su comparación es insensata y ofensiva.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 5 de agosto de 2006