Los cumpleaños de Carmen Guerra Mompell eran una fiesta multitudinaria en la capital gaditana. Su numerosa familia se reunía en torno a una tarta y celebraba a lo grande los continuos desafíos al tiempo. En noviembre del año pasado soplaba 107 velas. Carmen era la abuela de Cádiz, la más longeva de la provincia. Fue una luchadora. Su última batalla también la ganó. La demanda que los sindicatos tabaqueros han interpuesto contra Altadis para reclamar el pago en especie, suprimido con la nueva ley antitabaco. Ella fue una de las firmantes y una de las beneficiarias de la sentencia de la Audiencia Nacional que da la razón a los trabajadores.
Carmen pasó media vida entre cigarrillos. Muy joven, apenas cumplida la mayoría de edad, entró a trabajar, como muchas mujeres gaditanas, en la Fábrica de Tabacos de la calle de Plocia, a la entrada del casco antiguo gaditano. Gracias a ese sueldo, sacó adelante a su familia: seis hijos en total, que le han dado 11 nietos, 20 bisnietos y una tataranieta. Ellos son los que llenaban cada año su casa de la calle de San José para celebrar sus aniversarios, los que presumían de una abuela nacida en 1898, que les podía contar relatos de tres siglos diferentes.
Las nuevas generaciones la sorprendían por su atrevimiento en el vestuario. Reñía a las minifaldas y a los biquinis. Aunque ella también era coqueta. Hizo frente a las arrugas con un truco de belleza de toda la vida: el aceite de oliva.
La cigarrera combativa se jubiló antes de que la antigua fábrica se cerrara y las maquinarias se trasladaran a la Zona Franca. Desde fuera siguió apoyando las reclamaciones de sus compañeros. Y esa lucha la llevó hasta el final, cuando se sumó a la demanda colectiva de trabajadores activos y retirados de la compañía Altadis para exigir el regreso del pago en especie que la empresa ofrecía a todos sus empleados: cuarenta y cuatro cartones de tabaco anuales valorados en 1.040 euros. Altadis dejó de abonarlos el 1 de enero de 2006, aprovechando la entrada en vigor de la ley antitabaco.
Carmen fue una de las 545 firmas que la Asociación de Trabajadores Tabaqueros reunió en Cádiz. La Audiencia Nacional les dio hace dos semanas la razón y, aunque la empresa ha recurrido, el sindicato espera recuperar pronto ese pago, si no en especie, al menos sí en metálico.
A Carmen le contaron su última victoria cuando ya la enfermedad la mantenía en cama. Aseguran que la recibió con alegría. No verá esos cartones pendientes, pero supo que los suyos podrán repartírselos. Murió el domingo 23 de julio y fue enterrada en Chiclana, con una fiesta y una tarta con un 108 pendientes.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de agosto de 2006