Beirut vuelve a ser un paisaje arrasado. Casi un mes de bombardeos israelíes, con 2.500 ataques a objetivos, han dado a la capital libanesa un aspecto similar al que tuvo durante la guerra civil de los años ochenta, cuando su nombre se convirtió en sinónimo de destrucción y violencia. Al menos 1.000 libaneses han muerto y casi un millón de personas han abandonado sus hogares desde el comienzo de la guerra.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de agosto de 2006