El debate moral sobre si debe facilitarse un medicamento que algunos consideran -contra los criterios científicos- abortivo se ha visto teñido de comentarios científicos. El más esgrimido es que la llamada píldora del día siguiente puede tener graves efectos secundarios, y que por lo tanto su uso debe restringirse lo más posible.
Pero lo cierto es que, según reconoce la Organización Mundial de la Salud (máximo organismo sanitario mundial dependiente de Naciones Unidas), el mayor riesgo es el de que se produzcan desajustes en el ciclo menstrual.
Si esta organización mantiene a la píldora como un método de emergencia y no como un sistema habitual es porque su eficacia es menor que otros métodos ya comprobados (el preservativo, las píldoras anticonceptivas, los anillos o los parches).
Además, el uso de este método de emergencia no evita las enfermedades de transmisión sexual, como el sida, la gonorrea o la sífilis.
Por último, resulta mucho más caro que un tratamiento normal con pastillas anticonceptivas -que inhiben la ovulación-: cada tratamiento cuesta unos 20 euros, frente a los tres euros de un mes de píldoras anticonceptivas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 10 de agosto de 2006