El periodista salió a las tres del trabajo. Cuando llegó a la parada del autobús vio a Marta, como todos los días. Al acercarse, ella le preguntó:
-¿Qué tal el día?
-Algo cansado, pero bien. ¿Y tú?
-Tirando... ¡Vaya tromba que está cayendo, eh!
-Sí, y no parece que vaya a parar.
-¿Qué noticias tienes de Irak?
-Nada nuevo: 32 muertos en cuatro atentados en Bagdad, y otros 12 en Basora en un ataque insurgente a un cuartel de policía.
-Ah, pues como siempre. Y tu mujer, ¿qué tal?
Tantos inocentes muertos no se pueden convertir en rutina. El clima, a pesar de nuestros intentos contaminadores, no lo podemos controlar, pero los muertos en la guerra sí son evitables.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 13 de agosto de 2006