¿Es mejor provocar la lluvia sacando en procesión a la Virgen o ejecutando unas cuantas danzas indias? ¿Será más pluvial el cielo cristiano o el del Gran Manitú? ¿Es preferible recorrer los pueblos castellanos con la imagen a cuestas para intentar evitar que se pierda la cosecha o cazar búfalos en las praderas y luego encomendarse a Nube Blanca (o a Nube Negra: lo importante es que llueva, podríamos decir, parafraseando a Felipe González sobre los colores de los gatos y la caza de ratones)?
En estas disquisiciones, provocadas por el calor, la sequía y el cambio climático, nos hallábamos, cuando un británico de 39 años, llamado John Morley, vino a sacarnos de dudas. Había vivido parte de su vida entre los indios Mohawk, de Canadá, y se presentó en la BBC londinense para recomendar la emisión de unas cintas grabadas con danzas indias pidiendo la lluvia, a fin de acabar con la pertinaz sequía que asolaba las islas Británicas. Es decir, prácticamente se traía el agua enlatada desde el otro lado del Atlántico.
Nosotros lo publicamos en la sección Gente, porque él juraba que era un remedio infalible y por aquello de cuando las barbas de tu vecino veas cortar...
La receta de Morley incluía un consejo a los agricultores: que se pusieran a bailar bajo la lluvia en cuanto cayeran las primeras gotas. Los indios son siempre más festivos. Aquí nunca se ha visto a un agricultor marcándose unas jotas en la era porque se avecina un chaparrón. Y así les va.
"Los misterios del arbitraje español". Era una última página que echaba humo. Hablábamos de "denuncias, suspensiones, complots, suspicacias y silencio oficial". Intentos de sobornos, recusaciones, acusaciones de dudosa honorabilidad, vetos. Para que luego se crean los italianos que han inventado algo. Eso sí: cuando éstos se ponen, lo hacen mucho más a lo grande, con cataclismos, descensos y jugadores en edad de merecer ser fichados (por otros).
El obispo Osés, administrador apostólico de Huesca, echaba la casa por la ventana de la tolerancia pidiendo respeto para quienes no quisieran matrimonio canónico. Como contrapunto, en Seveso, Italia, se realizaban los tres primeros abortos terapéuticos tras la catástrofe química y L'Osservatore Romano, órgano oficial de la Santa Sede, decía: "Se anuncian los primeros abortos como partes de victoria". Un derroche de sensibilidad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 14 de agosto de 2006